miércoles, 5 de septiembre de 2012

Todo empezó...


Nunca se me han dado bien las presentaciones, tengo cierto arte para meter la pata en la primera impresión. Así que creo que lo mejor será que empiece sin pensármelo demasiado.
Soy una chica de 20 años, que tiene cuatro hermanos y vive con sus padres. Soy la mayor. Aunque si pudieras vernos, seguro que no lo pensabas. Más bajita que los tres hermanos que me siguen me veo expuesta a sus chistes cada vez que no llego al estante superior de la cocina. Pero a pesar de sus bromas, sé que me toman de referente. Y eso es una gran responsabilidad.
Mi casa nunca ha sido lo que se puede decir un sitio tranquilo. No pasa día en el que no ocurra algo que merezca la pena contar. Pero no es exactamente el tema de mi blog. No. Aquí la prologuista voy a ser yo, mis rayadas, mis vivencias mis ideas y mis opiniones.
Siempre me han dicho que cada persona es un mundo, así que yo voy a explorar el mío propio...
Soy una chica normal, con sus manías y sus gustos. Con sus amigas especiales y el típico chico que le gusta. Una chica que está soltera porque no quiere quebraderos de cabeza, pero a la vez se muere de envidia al ver a las parejas por la calle. Soy cabezota como nadie, pero suelo caer simpática…
Acabo de volver a la universidad después de un verano de no parar.
Estuve en Etiopia de voluntaria, allí entre muchas otras cosas, que prometo contar, aprendí algo. Algo que espero no olvidar nunca: Tenemos que vivir cada pequeño detalle de nuestra vida, poniendo en el toda nuestra voluntad todo nuestro corazón. Por muy cotidiano y cansino que resulte. Porque todos esos pequeños detalles nos convierten en quiénes somos y van formando nuestra historia.

Después de un día agotador en la universidad llego a casa, me siento en el sofá con un tazón de cereales, dispuesta a disfrutar de mi momento de relax frente al televisor. Enciendo la tele y paso los canales distraída. Es en ese momento cuando me doy cuenta de la cantidad de cosas que he hecho ese día, la mayoria sin haberles prestado la más mínima atención.
Por eso pienso escribir todos esos pequeños detalles: la emoción de un beso, la fragancia de un roce, los enfados sin sentido, la delicadeza de un bostezo, la alegría de los ratos en familia, mí aborrecida impotencia... Todo.
No es la primera que escribo sobre estas cosas, así que publicaré recuerdos escritos hace tiempo. Llevo un diario desde los ocho años así que por suerte tengo muchas pequeñas esperiencias, sueños y pequeños relatos que todavía no he olvidado
Así que disfrutando de mis cereales espero encontrar la inspiración para la próxima entrada.
¡¡Besitos!!
nonnoe

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